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Cómo limpiar los oídos del bebé?

El oído es la parte del organismo que permite captar los sonidos e interviene en el equilibrio.
El conducto auditivo externo es una estructura anatómica de forma tubular estrecha que comunica el exterior con la membrana del tímpano. Su interior está parcialmente ocupado por una sustancia pegajosa amarillenta denominada cera o cerumen. Esta sustancia tiene la función de proteger el canal contra elementos extraños como el polvo, la humedad y las bacterias. Esta función protectora de la cera y la delicadeza de la estructura del conducto auditivo determinan que no corresponde limpiar su interior.
Lo único que puede limpiarse es la parte externa de los oídos o sea las orejas o pabellones auriculares. Aún así debe hacerse con mucho cuidado, preferentemente durante el baño, utilizando una toallita, paño húmedo, siempre con movimientos hacia fuera. En ningún caso, utilizar palitos, horquillas, puntas de lápiz ni cualquier otro objeto alargado.
La utilización de cualquier elemento de estas características puede ejercer el efecto contrario empujando la cera más profundamente y lo que es peor, pueden terminar lesionando esa estructura tan delicada con el consiguiente riesgo de hemorragia, infección o perforación del tímpano, especialmente si el bebé se mueve justo en ese momento. En caso de usar hisopo para la limpieza hacerlo solo sobre la parte bien externa de la oreja y detenerse antes del orificio del conducto.
En la revisión médica de rutina el pediatra comprobará el estado de los oídos, también debe recurrirse a él si de los oídos del bebé emana material amarillo o verdoso, maloliente o sanguinolento. Esto puede estar determinado por la perforación del tímpano secundaria a una otitis y en el caso de hemorragia también podría ser secundario a un traumatismo.
En algunas ocasiones para poder visualizarse el tímpano con el instrumento adecuado (otoscopio), dada la gran presencia de cera, es necesario recurrir a la evaluación de un especialista que practique una toilette del conducto auditivo externo. Suele ser el Otorrinolaringólogo infantil quien aspire ese exceso de material ceroso para poder ver adecuadamente el tímpano, especialmente si el bebé tiene fiebre, se queje de dolor o picor y deba descartarse una otitis. En caso que la ce cera forme u tapón espeso y de gran volumen podría dificultar la audición, en ese caso también debería el especialista evaluar su extracción.
Si durante el baño le entra agua dentro del oído no es necesario tomar ninguna medida, la existencia de vellos dentro del conducto ayudarán a evaporarla.
No resulta infrecuente que en algún momento de la infancia los niños introduzcan algún objeto pequeño dentro del oído, pueden referirlo ellos mismos o puede descubrirse en un examen médico de rutina. Los padres no deben intentar extraerlo por su cuenta, podrían empujarlo más profundamente y empeorar la situación, es recomendable que el especialista proceda a la extracción lo antes posible.