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Labio leporino

Esta malformación ocurre durante el desarrollo embriológico intrauterino. Consiste en una o dos muescas de intensidad variable en el labio superior.
Lo presentan 1 cada 750 recién nacidos, es más frecuente en varones.
Reconoce una herencia llamada multifactorial: a una alteración genética se le suma una situación adversa medioambiental durante el embarazo como infección viral, medicación, que en la gran mayoría de los casos no puede identificarse.
Puede asociarse a otros trastornos genéticos.
El riesgo para futuros embarazos es aproximadamente del 4% ante un hijo afectado. Si hay más de un niño o un padre afectado el riesgo para futuros embarazos aumenta. Si acompaña a un síndrome con otras malformaciones el riesgo de recurrencia depende del riesgo de herencia de ese síndrome.
El labio leporino clínicamente puede ser unilateral o bilateral, su intensidad varía desde una muesca pequeña hasta un corte que se extiende hasta el borde de la nariz. Puede en ocasiones asociarse con fisura del paladar.
En algunas ocasiones puede asociarse a anomalía de la mandíbula o alteración de los dientes.
En los niños que presentan labio leporino al nacimiento debe prestarse particular atención a la alimentación y su crecimiento. Cuando no presentan fisura palatina asociada la mayoría logra alimentarse adecuadamente con pecho o biberón, a veces ensayando posiciones particulares.
La reparación quirúrgica se suele plantear a partir de los 2 a 3 meses de edad.
Puede requerirse tratamiento ortodóncico.
No debe descuidarse el acompañamiento emocional para la familia y el niño a modo de reducir el impacto emocional que la alteración y el tratamiento pueden ocasionar.