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Escabiosis o sarna humana



La escoliosis idiopática del adolescente es la deformidad espinal más frecuente. Se caracteriza por desviación y rotación de los cuerpos vertebrales. La presentan 2 a 4 % de los jóvenes entre 10 y 16 años. Algunas se autolimitan y no progresan. El 10% desarrollan formas progresivas y/o graves.
Se define escoliosis la desviación frontal de la columna con rotación de los cuerpos vertebrales que determina una giba al examen físico en la maniobra de Adams (se visualiza con el/la  paciente inclinado hacia adelante, sin flexionar las rodillas, dejando caer la cabeza y los brazos hacia abajo) y con un ángulo de Cobb mayor de 10° (se determina con líneas que se trazan sobre la radiografía). Para definir como escoliosis se requiere de esos elementos: desviación con una curvatura mayor de 10 grados y rotación de los cuerpos vertebrales.
La asimetría espinal se diferencia de la escoliosis porque la desviación de la columna tiene un ángulo inferior a 10°.
La actitud escoliótica a diferencia de la escoliosis propiamente dicha no presenta giba ni rotación vertebral en la radiografía. Suele ser postural o por diferencia de longitud de los miembros inferiores.
La mayoría de las veces (80%) la escoliosis es idiopática o primaria, afecta con mayor incidencia a mujeres y se manifiesta entre los 10 años y la madurez esquelética. Esta forma la mayor parte de las veces es de convexidad derecha torácica y convexidad izquierda lumbar.
En tan solo el 20% acompaña a enfermedades y se llama escoliosis secundaria.
Signos y síntomas
En los adolescentes generalmente no hay síntomas o algunas veces dolor de espalda.
El momento de mayor riego de progresión de una escoliosis para estar atentos es en el pico de empuje puberal en la que los varones crecen aproximadamente 10 cm en un año y ocurre alrededor de los 14 años y las mujeres 9 cm por año alrededor de los 12 años.
Imágenes
La radiografía simple es el método de elección para el diagnóstico y seguimiento de los pacientes con escoliosis. Permite confirmar la desviación y rotación vertebral, la convexidad de la curva, defectos vertebrales, medición de la magnitud o valor angular. En pacientes con estatura menor de 1,60 la radiografía puede reemplazar al espinograma.
Espinograma, es lo que habitualmente se solicita para confirmar el diagnóstico. Requiere determinadas condiciones del aparato de rayos. La radiación recibida por el espinograma equivale a 100 radiografías simples cuando se utilizan equipos analógicos por lo que se recomienda protección mamaria y gonadal.
La Tomografía Computada puede ser necesaria cuando se sospecha otras patologías asociadas o para planear la cirugía. Equivale a 400 radiografías de torax.
Resonancia Magnética puede requerirse en situaciones muy especiales.
Tratamiento
Las posibilidades son observación, corsé o cirugía. La decisión de uno u otro dependerá de la curva de la escoliosis y la maduración del/ la paciente. Las curvaturas mayores o rápidamente progresivas en pacientes inmaduros requieren mayores tratamientos y controles.
El corsé se utiliza en curvas de más de 25 grados en pacientes inmaduros para evitar la progresión de la curva.
No está demostrado que el tratamiento kinésico detenga o mejore la evolución de la escoliosis pero ejercicios específicos para escoliosis y la reeducación postural global  pueden mantener la flexibilidad de la columna y mejorar la potencia muscular abdominal y paravertebral. Esta última está demostrando resultados favorables, especialmente en los casos de menor severidad y progresión.
La cirugía está indicada en escoliosis con curvas de más de 45 o 50°. El objetivo es corregir la deformidad con fines estéticos y a fin de reducir los riesgos de alteración de la función cardiorespiratoria que puede suceder en curvas severas.
Deporte
No hay evidencia que la actividad física modifique la evolución natural de la escoliosis sin embargo tiene beneficios sobre la flexibilidad, movilidad, fuerza muscular, capacidad aeróbica, función pulmonar, equilibrio, mejora de la autoestima y socialización.
No hay evidencias científicas que demuestren que algún deporte aumente el riesgo de progresión de la enfermedad.
Quienes han sido operados deben consultar por la actividad física con el especialista.